Los días de tener un escritorio propio con un espacio lujoso para trabajar han quedado atrás. Si en 1985 un oficinista disponía de 37 m² para trabajar, hoy ese espacio se ha reducido a 14 m².
Si bien es cierto que desde 1985 nuestro espacio de trabajo se ha reducido, tenemos la suerte de vivir en un mundo donde la tecnología mejora a un ritmo aún más rápido. Y afortunadamente para nosotros, la tecnología ha avanzado mucho desde entonces. Su objetivo no es sólo permitirnos sobrevivir en entornos de trabajo más duros, sino también ayudarnos a prosperar.
Existen numerosos efectos negativos de trabajar en un espacio de trabajo abierto o flexible, como la disminución de la eficiencia, la salud y el bienestar de los empleados. El 69% de los empleados está insatisfecho con el nivel de ruido en su lugar de trabajo, el 63% dice que los compañeros son su mayor distracción en el trabajo, y el 89% dice que es más productivo cuando trabaja solo.